miércoles, 20 de febrero de 2008
En el umbral
Hace unos días mi querida hermana Natasha me pidió hablar conmigo, necesitaba conversar sobre ciertas cosas generales de la vida. Ella tiene 18 años, y muchas posibilidades para el futuro.
Así que me pareció oportuno ya que soy su hermano mayor (y su padrino, por añadidura) ejercer un poco ese rol, y aprovechar para hablar de temas importantes de cara al futuro. Quise explicarle cómo veía yo la vida, y darle consejos en base a lo que viví en estos 15 años que me separan de mis propios 18 añitos.
Quería contarles un poco qué le dije a mi hermana, de qué hablamos en esas dos horas que nos juntamos en Plaza Irlanda. Así que habrá algunas entradas dedicadas a eso, espero que les gusten, hay mucho de mí en esa charla.
Pero... ¿Por qué lo hice?
Porque en lo que llevo de vida cometí varios errores. Y si bien no tengo remordimientos, tengo la sensación de que muchos de esos errores no hubieran existido si alguien me hubiera explicado cómo es la vida, cómo es que es el mundo, la calle, qué se puede esperar cuando uno sale del secundario, qué cosas a uno le pueden pasar.
Mis viejos me dieron mucho, pero ningún padre puede darte todo. Creo que algunas de estas cosas deben ser dichas no por los padres, sino por otra clase de gente. Alguien más parecido a un amigo, alguien más cercano a la generación de uno, alguien a quien en verdad quieras escuchar, y a quien le creas con el corazón.
Por hoy, solamente los invito a que compartan sus experiencias y su vida con otras personas, y que sepan hablar... y escuchar.
Publicado por Diego Dain en 15:26
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2 comentarios:
ás allá d elos consejos que puedas darle, ella va a cometer los propios; y creo que es sano que así sea.
Uf, me comió la "M" del principio :P
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