jueves, 1 de abril de 2010

"Si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella"


A veces los argumentos bonitos ceden a sus razones profundas. Por distintos motivos (frustración, odio, por razones políticas o por simple brutalidad discursiva), la motivaciones o las ideas últimas escondidas bajo los dogmatismos salen a la luz.
Creo que esto es lo que ocurre en el caso de la homilía celebrada en diciembre de 2009 por el arzobispo de Granada (España), Javier Martínez, y que recién ahora tengo oportunidad de leer.
En ella, el sacerdote, y representante de Dios, (y recordemos que un arzobispo no está lejos del "escalafón" de Papa), dijo que la mujer que aborta "mata a un niño indefenso" y, por tanto, "da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar" de su cuerpo.
La oficina de información de los Obispos del Sur, que distribuyó su homilía en versión impresa, explicaron que esta frase de Martínez apunta primero "al abuso que la mujer comete primero con su cuerpo y con su hijo", y que la deslegitima para negarse a que el hombre abuse de ella "como si fuera un objeto". "El arzobispo se refería a que si la madre es capaz de matar a su propio hijo, el varón tiene entonces autoridad absoluta para hacer lo que quiera con ella y con su cuerpo".

Ver: ElCorreoWeb.es de Andalucía.

Como quiera que sea, y refiriéndome al comienzo de este comentario, las palabras del arzobispo son, simplemente, el blanqueo de lo que hay detrás del discurso de la Iglesia: la mujer no es nada, no vale nada ni merece nada.
Salvo, por supuesto, como matriz generadora de nuevas ovejas para la cristiandad.

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